Ha llegado el gran día de la Madre, la tierra, el útero, el acunamiento y la nutrición.
En este escrito deseo compartir mi última experiencia que me llenó de aceptación y gratitud. Espero que os entreguéis a leerla desde la más pura apertura e inocencia; pues para mí está cargada de una gran experiencia emocional:
Un cercano día cotidiano recordé al macharme a la cama la experiencia que tuve cuando mi abuela materna falleció.
Fué una tarde de enero, en que echamos la siesta mi compañero y yo después de un duro día de tanatorio. Cuando estuve a punto de dormirme, mientras venía a mi mente la imagen de mi abuela, un beso extremadamente fuerte me despertó en mi mejilla derecha.
Me desperté y regañé a mi pareja: –Estaba a punto de dormirme, jo… ¿porqué me despiertas? me has roto la cara con ese beso…
Mi pareja se despertó desconcertado: – Ana, no te he besado, estaba durmiendo a tu lado.
-¿Cómo que no? ¡Pero si me has apretado la cara y me ha despertado el ruido!
En ese momento descubrí que ese beso era típico de mi abuela y de mi madre. Unos besos que dolían, que apretaban, que eran ruidosos, intensos y tiernos. Mi pareja no suele dar esos besos, son mas tímidos y suaves.
Entonces supe, no sé con qué certeza lógica, que era el beso de mi abuela y que se despidió.
Volví a dormirme plácidamente; entre desconcertada y segura de lo que había vivido.
Aquella noche, recordando el suceso del beso fuerte de mi abuela, pensé en mi madre. Y le dije medio dormida, en un tono de enfado: –¿Porqué cuando marchaste tú no sentí un beso como el que me dio la yaya?
Y entonces sentí su voz que me dijo con orgullo y delicadeza: Te beso todos los días y tú no lo sabes.
Se creó en mí un momento de silencio e integración. No pude más que sentir que aquello era verdad y tras soltar algunas lágrimas volví a dejarme vencer por el sueño.
Esta vez, animo a todas las mujeres, madres, abuelas, tías, hermanas a que abran su corazón al centro de sus raíces, a que sanen sus vínculos con ese útero y ese pecho que nos cubrió, protegió y alimentó. Celebrando una fiesta en nuestro honor a nuestra vida y a nuestra historia que estaba apunto de comenzar. Sin ellas, nada tendría sentido.
PD: Mamá, la cuki os quiere.
2 comments
Maravilloso
Cariño todos los días está con vosotras…Tu mami está super feliz y orgullosa de unas hijas como vosotras. Eres fuerte y una gran mujer. Un abrazo y casi me haces llorar niña…